GorraLeaks 2.0 [DDoSecrets]
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- Other > Other
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- 2021-01-22 00:52:17 GMT
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Hundreds of gigabytes of hacked Argentinian police data, including emails, documents, wiretap recordings, and more. Initial reports put estimated 700 GB of data, however examinations of the data and discussions with the source establish it is slightly less than half of that once duplications have been removed. While accessing the police's networks and accounts, the hacker tweeted a false story of an English invasion. Cientos de gigabytes de información de la policía argentina hackeada, incluyendo emails, documentos, escuchas telefónicas y más. Los reportes iniciales estimaban 700 GB de datos; sin embargo, al examinar y discutir con la fuente establecimos que es aproximadamente la mitad de eso, quitando duplicados. Al acceder a las redes y cuentas de la policía, el hacker tweeteó una historia falsa sobre una invasión inglesa. Nota: https://www.infobae.com/sociedad/policiales/2019/08/16/la-gorra-leaks-que-hay-en-los-archivos-secretos-de-la-policia-filtrados-por-hackers/ MANIFIESTO ORIGINAL Sitio: https://zggtzf2fjdaoazu7777zhlz2qwtwbchpkl5lgca53htfvf2i7umvudid.onion.pet/ En la sociedad en la que vivimos, crecemos con la idea de que la policía es sinónimo de protección, seguridad y justicia. Desde que somos niños, nos educan para aceptar a la policía como intermediaria, y como un cuerpo al que debemos recurrir para denunciar nuestros problemas y permitirles solucionarlos por nosotros, mientras nos enseñan, al mismo tiempo, que intentar abordar dichos problemas por nuestra cuenta, u organizarnos con nuestras amistades, seres queridos, afinidades, para buscar y poner en práctica alguna solución, es malo. Nadie debe buscar soluciones más allá de acudir a la policía y confiar en que ellos hagan lo necesario. Así, poco a poco, la policía ha ido cobrando un papel cada vez más importante en la vida de las personas, y asumiendo cada vez más funciones, hasta un punto en el que casi cualquier problema social, desde un vecino ruidoso hasta una persona que deja su basura fuera del canasto, un malentendido económico o una discusión en casa es solucionada llamando a la policía. No obstante, ¿es realmente la policía un instrumento válido para resolver nuestros problemas? Si prestamos atención a la historia y hacemos un análisis de su trayectoria, vemos que desde sus inicios, la policía funcionó siempre como un mecanismo encargado de imponer las normas del poder en cada orden establecido, además de proteger los intereses y hacer cumplir los designios y la voluntad de cada figura de autoridad, tomando parte en guerras y manteniendo órdenes esclavistas, misóginos o fascistas sólo porque era “la Ley”, porque esas eran “las órdenes”. En las democracias modernas, donde se nos dice que ya somos libres y que ya todos gozamos de igualdad de condiciones y derechos (aunque ésto sea a todas luces falso), la policía se asume, una vez más, como guardiana e interlocutora del pueblo y de los valores morales correctos, de la justicia, del orden. Sin embargo, ¿qué pasa cuando el orden social y el sistema social, económico, político y cultural al que la policía sirve y defiende, representa la mayor expresión de violencia? ¿qué pasa cuando la policía protege los privilegios de quienes aumentan sus fortunas bombardeando y asesinando cientos de personas en guerras por recursos? ¿qué pasa cuando la policía mantiene el mismo orden social que es origen de la mayoría de los delitos y problemas? La policía no puede resolver nuestros problemas porque son parte de ellos. Además del hecho de que la propia policía infringe la Ley cuando le conviene a la hora de aplicar sus castigos y que sus agentes no están exentos de corrupción ni de delincuencia (hemos visto a policías violando mujeres detenidas o a sus propias compañeras, consumiendo y ocultando drogas, torturando personas en calles y comisarías, implicándose en tramas de trata de blancas, inventándose hechos para justificar detenciones...), hacemos hincapié en que a pesar de los discursos liberales que el Estado promueve y que tienden a desvincular al individuo de sus condiciones de existencia (lo que deja vía libre para culpabilizar al sujeto como “antisocial” y justificar cualquier medida de encierro además de extender la desconfianza a los demás), nuestros problemas no son casos aislados fruto del supuesto egoísmo presuntamente inherente al ser humano, sino consecuencias de una mala organización de la sociedad y del mundo, y de la existencia de jerarquías, desigualdades y de un sistema de dominación que se traduce en incontables abusos cometidos por los mismos que gobiernan y que definen qué es lo correcto y lo incorrecto, lo legal y lo ilegal, lo moralmente aceptable y reprobable... Ya hemos llegado al punto en que concluimos que la policía es un cuerpo represivo al servicio de los intereses de una élite que da lecciones de moralidad mientras que para mantener y aumentar sus privilegios llevan a cabo continuamente los mismos actos que condenan en sus hipócritas leyes. Bien, pero si la policía no nos protege y los problemas van a seguir surgiendo (tanto problemas serios con una raíz social como problemas más cotidianos, personales y nimios), ¿qué podemos hacer entonces? Creemos que para poder prescindir en la práctica de la policía necesitamos ir más allá del discurso, y antes de nada crear comunidades sólidas y sanas, basadas en principios de solidaridad, apoyo mutuo, confianza y respeto, frente a las lógicas de competencia, explotación, opresión e individualismo que fundamentan la sociedad vigente. Entendiendo que tanto lo personal como lo social son realidades políticas y necesitan tratarse desde lo político. Sólo así podremos empezar a tejer lazos fuertes y resistentes que permitan a su vez superar las relaciones viciadas y abusivas que esta sociedad enferma crea, reproduce y perpetúa. Necesitamos hacernos cargo de nuestras responsabilidades y revisar de dónde vienen todos los problemas que nos azotan diariamente, y entender el papel que la policía y el Estado juegan en la protección y manutención de un status-quo que lleva la injusticia por esencia y por bandera
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